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No hace mucho tratamos en este mismo blog, y a colación de la "fiebre" por las vacunas causada por la pandemia de la Covid-19, un tema que ha dado forma a como entendemos actualmente la inmunología en el cáncer, las vacunas como medio preventivo del cáncer. Recomiendo visitar esta entrada previa para entender bien que tipo de vacunas se utilizan en el tratamiento y la prevención del cáncer.
En esta publicación, trataremos el auge de la vacunación preventiva del cáncer desde un punto de vista mucho más histórico. Y lo haremos a través del virus del papiloma humano o HPV, que también tratamos en la entrada antes mencionada.
La Historia del HPV
Para entenderlo bien, nos tenemos que remontar a principios de los años 80. Concretamente a 1983, año en que se publicaron varios estudios que confirmaban la presencia de una cepa del virus conocida como HPV-16 en biopsias de tumores de la zona genital de numerosos pacientes. Es decir, el virus se encontraba en las propias células tumorales que conformaban el tumor.
Los 80, gran época estilística.
No fue hasta 1999 cuando se confirmo que este virus no estaba tan solo presente e involucrado en los tumores, si no que además era necesario para la formación de casi todos los tumores cervicales. Ya vimos en otra entrada con carácter histórico que los primeros oncogenes, genes capaces de causar tumores cuando sufren mutaciones, fueron precisamente genes virales descubiertos en los años 70.
Por aquel entonces ya había en desarrollo varias vacunas para el HPV y muchos de los obstáculos que limitaban la eficacia de las vacunas ya se habían desarrollado. Por ejemplo, las partículas similares al virus, o VLPs por sus siglas en inglés (Virus-Like Particles) eran ya una realidad. Este tipo de técnicas es la base de casi todas las vacunas que se desarrollan hoy en día ya que permiten inducir de manera muy eficaz y eficiente respuestas inmunitarias en nuestro cuerpo sin necesidad de ser infectados por el virus.
De cepa en cepa y vacuno por que me toca
El HPV, ¿cosa de mujeres?
Ya mencionamos en nuestra entrada previa que el HPV no entiende de sexos y puede infectar tanto a hombres como a mujeres, de modo que ¿qué ocurre con la vacuna? Tal y como suele ocurrir con los avances que funcionan en biomedicina, la vacunación de hombres contra el HPV puede resultar efectiva por dos motivos.
En primer lugar, hombres vacunados tendrán un menor riesgo de transmitir la infección, pues no olvidemos que el HPV se contagia predominantemente por vía sexual. Y en segundo lugar, los hombres también pueden ver reducido su riesgo de padecer ciertos tipos de tumores, tales como el de pene, cavidad oral y orofaríngea o ano.
Esto además ha sido demostrado en estudios en los que el uso de Gardasil redujo a la mitad el riesgo de un tipo de tumores anales causados por HPV, en hombres que mantienen relaciones con otros hombres; un grupo con particular riesgo de sufrir infecciones iniciadas en la zona perianal debido a la alta vascularización, es decir, mucha presencia de vasos sanguíneos.
¿Y ahora qué?
A pesar de que pueda resultar difícil determinar el éxito de estas vacunas ya que desde que ocurre una infección por HPV hasta que se desarrolla un cáncer causado por el virus pueden pasar muchos años, hay estudios que demuestran que el programa de vacunaciones seguido por ciertos países en los últimos 20 años ha sido muy exitoso.
Por ejemplo, en Suecia, dónde las vacunas contra HPV han estado disponibles desde 2006, el número de mujeres que han desarrollado cáncer cervical es aproximadamente la mitad en mujeres vacunadas que en mujeres no vacunadas. Esa incidencia, no obstante, es hasta un 88% menor en mujeres que fueron vacunadas antes de los 17 años de edad; lo que resalta la importancia de ser vacunado antes de comenzar a tener relaciones sexuales.
¡Éxito total! |
Sin embargo, como bien apunta Nature, hay camino por recorrer en la prevención de este tipo de tumores.
Muchos países desarrollados aún no tienen programas de vacunación contra el HPV, o estos están limitados a determinados centros de salud, en lugar de ofrecerse en escuelas o de una manera más global. Además en muchos países en vías de desarrollo, en los que la vacuna no ha llegado, el impacto de este tipo de cánceres lo sitúa como uno de los más mortales.
Por último, la peligrosísima corriente "antivacunas" y de desinformación que llevamos viendo en los últimos años, y que ha visto su último episodio en las vacunas para el coronavirus Sars-CoV-2 "con microchips insertados por Bill Gates para controlar nuestro cerebro"...
... pone en peligro todo el trabajo realizado durante estos años en los que las vacunaciones no solo nos han protegido contra gripes o han hecho casi desaparecer el sarampión, sino que nos protegen contra una de las enfermedades más mortales que hay, el cáncer.
Por eso desde este pequeño altavoz que tengo, vuelvo a reiterar: ¡VACUNAOS!
Como diría Scar: ¡VA-CU-NAAAAAOS! |
Fuente principal: When cancer prevention went viral
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