Terapias convencionales vs. Nuevas terapias (I): La "quimio" y la "radio"

Bienvenidos una vez más al camino tras las huellas del cáncer. Hoy os presento la primera parte de lo que será una trilogía, con el fin de no excederme en la longitud de las entradas. Antes de entrar en materia me gustaría excusarme por la ausencia de entradas en las últimas semanas. He estado inmerso en el proceso de pedir financiación para el proyecto en el cual estoy trabajando, ¡y eso deja muy poco tiempo libre a los que estamos empezando en la investigación! Algún día trataremos el tema de financiación y proyectos para que os hagáis una ligera idea de que en el laboratorio no solo se "juega" con tubos y pipetas, sino también con horas de Microsoft Word...


"¿Te tienes que coger la baja? Tenemos el plazo para pedir la beca..."
Fuente: www.vadlo.com


¿Sabes cómo se trata el cáncer? ¿Qué opciones tenemos para intentar erradicarlo de nuestro cuerpo? Seguramente has oído hablar de la "quimio" y la "radio" pero, ¿qué es exactamente? ¿Por qué se aplican para tratar los tumores de nuestro cuerpo? ¿Son mejores los beneficios que los perjuicios para nuestro cuerpo? En esta entrada resumiremos estos conceptos de las terapias tradicionales, que son básicamente quimioterapia y radioterapia. En las próximas entradas las compararemos con las terapias dirigidas y la inmunoterapia, dos enfoques que han surgido en los últimos años y han resultado ser muy exitosos, aunque por desgracia, no al 100%.

La Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés) es una de las organizaciones más importantes a nivel internacional en la investigación y lucha contra el cáncer. Esta organización gestiona una página web (www.cancer.net) muy interesante para todos aquellos interesados en la enfermedad. En su versión en español podéis encontrar mucha información sobre el tema que tratamos hoy y otros muchos aspectos.

Logotipo de ASCO. Debemos deducir que no había
ningún hispano-hablante entre los fundadores...

Comencemos por entender la quimioterapia. Cómo su propio nombre indica, se trata de una terapia basada en compuestos químicos. En cualquier caso, esto es algo aplicable a la mayoría de los fármacos que todos conocemos. Sin embargo, en el tratamiento del cáncer estos compuestos están diseñados para intentar frenar el crecimiento y la división de las células. Se ha comentado en varias entradas en el blog que la principal característica de una célula cancerosa es su capacidad de crecer y dividirse ilimitada y rápidamente. Los quimioterápicos son compuestos dirigidos contra la maquinaria encargada del crecimiento y división de las células. Al frenar esta maquinaria, las células se ven forzadas a interrumpir su crecimiento.

Por su parte, la radioterapia se basa lógicamente en el uso de radiación (rayos X o radioactividad). Leído de esta forma, puede asustar y parecer peligroso, pero es un proceso muy controlado que se usa desde hace muchos años. El concepto es muy sencillo, hay muchos tipos de radiaciones que pueden penetrar en nuestro cuerpo y nuestras células. Por eso nos hacen una radiografía cuándo nos rompemos un hueso por ejemplo. El tipo de rayos que se usan para tratar el cáncer además de penetrar en las células atacan el ADN de estás. Producen mutaciones al azar en el ADN de las células de manera que estás no pueden interpretar bien la información y acaban muriendo. Es por ello que es un tratamiento efectivo contra los tumores.



Este es el aspecto "aeroespacial" de un equipo común de radioterapia

Ahora bien, si eres lo suficientemente observador, te habrás dado cuenta que tanto al explicar ambos tratamientos he hecho referencia a la muerte de "células" y no de "células tumorales". Y es aquí dónde residen las limitaciones de los tratamientos y el desarrollo de las terapias dirigidas. Los efectos de la quimio y la radioterapia no se limitan exclusivamente a las células cancerosas. En el caso de la radioterapia, los rayos generalmente son dirigidos específicamente contra el tumor minimizando así el daño causado a las células normales. Pero los rayos no son "inteligentes", penetran y dañan el ADN de todo lo que se les ponga por delante. Con la quimioterapia los problemas son mayores puesto que generalmente se aplica por vía intravenosa y circula por el cuerpo del paciente. Los quimioterápicos son más efectivos en las células tumorales puesto que estas crecen y se reproducen mas rápidamente que las células normales, pero ¡ojo, las células normales también crecen y se reproducen a una velocidad correcta! Por tanto, la quimioterapia también es capaz de dañar a las células normales. Esto se traduce en lo que todos habéis oído alguna vez, que no es otra cosa que los efectos secundarios de la quimioterapia. El más conocido posiblemente, sea la caída del pelo. No es casualidad que el pelo crezca alrededor de 0.04 centímetros al día. Esto se debe a que las células que se encuentran en los folículos capilares y son responsables de la formación del pelo se multiplican rápidamente. Es por ello, que son especialmente vulnerables a la quimioterapia al igual que las células tumorales, y de ahí la pérdida de pelo tan característica de los pacientes con cáncer. A pesar de los engorrosos efectos secundarios, todos ellos son preferibles a permitir el libre crecimiento de un cáncer en tu cuerpo. Estos efectos son temporales y reversibles, el cáncer en cambio puede acabar con la vida de una persona.


Los principales efectos secundarios de la quimioterapia
Fuente: Doktuz
Estos tratamientos son los que llamamos comúnmente terapias convencionales puesto que se vienen aplicando desde hace muchos años. Por desgracia, a los incómodos efectos secundarios hay que añadir el escaso éxito que a menudo se consigue con la quimio y la radio. En muchas ocasiones el tratamiento parece efectivo e incluso llega a eliminar el tumor primario, pero a menudo se vuelven a desarrollar tumores que son resistentes a los tratamientos. Todo lo aquí visto sumado a los avances en la identificación de mutaciones en el ADN de los tumores llevaron al desarrollo de las terapias dirigidas y las inmunoterapias. La resistencia a los tratamientos también se observa con estas nuevas opciones, pero al menos permiten un ataque más específico al tumor y los beneficios son evidentes si echamos la vista al incremento de la supervivencia de los pacientes en los últimos años. En la próxima entrada explicaremos en que consisten las terapias dirigidas, aunque por el propio nombre ya os podéis hacer una idea. En la última parte de esta trilogía hablaremos del último gran grito en el tratamiento del cáncer, la inmunoterapia; que básicamente se sustenta en intentar acabar con el cáncer apoyando a nuestro propio ejército: El sistema inmune. Pero como siempre, todo esto será si continuáis conmigo tras las huellas del cáncer.

FdM.

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