Como no podía ser de otro modo, la primera entrada la dedicaremos a intentar entender qué es el cáncer. ¿Qué es un tumor? ¿Por qué se forma? ¿Qué lo hace diferente a otro tipo de enfermedades? El concepto en sí es muy sencillo, sin embargo; los mecanismos genéticos que hay detrás de las células tumorales son muy complejos.
Las células nacen, viven, se reproducen y mueren
Los seres vivos superiores están compuestos por células que se agrupan constituyendo tejidos y a su vez, estos tejidos forman los distintos órganos. Ahora bien, las células que componen los órganos al igual que sus "dueños" tienen una vida finita, no son inmortales. Según la función que tenga que desarrollar, cada célula tendrá una vida media con distinta duración. Así por ejemplo, las neuronas, que son las células que conforman nuestro sistema nervioso y por tanto están altamente especializadas pueden vivir por muchísimos años si nada las daña. Sin embargo, otras como las células que revisten las paredes de la superficie del intestino duran apenas 5 días.
Puesto que nuestras células están destinadas a morir, es necesario que sean sustituidas por otras que les releven en su función, de lo contrario nos consumiríamos al poco tiempo de nacer. Es por eso que la mayoría de las células de nuestro organismo realizan el ciclo celular. En cierto modo, nuestras células se comportan de manera muy similar a como lo hacemos nosotros. Nacen, crecen, se reproducen y mueren como parte de su ciclo celular. Podríamos comparar el ciclo celular con el ciclo vital de un ser humano. La ventaja que tienen ellas con respecto a nosotros, es que no necesitan un "compañero/a" para dar lugar a una célula hija, ellas mismas contienen toda la información para reproducirse por sí solas. Esta información se encuentra en el ADN de cada célula, el manual de instrucciones de todos los procesos celulares. De manera que al final del ciclo celular, en el proceso que se conoce como mitosis, una célula se divide para dar lugar a dos células hijas idénticas a ella.
El cáncer es una enfermedad derivada de la reproducción de las células
Ya sabemos que nuestro organismo está en constante renovación, a través de la división de sus células antes de que estas agoten su vida. Generalmente, este es un proceso altamente controlado y dirigido para que nada salga mal. Por desgracia, no somos perfectos y un mecanismo tan preciso como es nuestra biología también tiene sus fallos.
De vez en cuando, durante la división celular ocurren errores a la hora de transmitir esa información genética y las células hijas contienen mutaciones en su ADN. En la mayoría de ocasiones esos errores no suponen un gran cambio en las funciones de esa célula. Además, nuestro organismo es sabio, y está entrenado para detectar esas células erróneas y acabar con ellas. De hecho, así ocurre en la mayoría de ocasiones. Es más, nuestro organismo genera células mutantes casi a diario. Los propios mecanismos de control de la célula le obligan a cometer "suicidio" cuando detectan estas mutaciones. En segunda instancia la seguridad de nuestro cuerpo, el sistema inmune puede actuar, reconocer esas células y deshacerse de ellas para evitar males mayores.
Sin embargo, hay veces en que esos errores introducidos en la célula hija alteran su ciclo celular normal. Como consecuencia, la célula hija se rebela y adquiere funciones que le permiten sobrevivir más tiempo del que debería, se divide con mayor frecuencia de la que debería y además consigue despistar a los mecanismos de control encargados de acabar con ella. La concurrencia de todos estos eventos en una célula inicia lo que se conoce como la transformación tumoral, carcinogénesis u oncogénesis; y es el momento en el que comienza la formación de un nuevo tumor. Esa célula continuará dividiéndose de manera más rápida que el resto lo que conllevará al crecimiento del tumor. Además las células tumorales desarrollan otro tipo de características conocidas como los "hallmarks" o "signos de identidad" del cáncer que les permiten campar a sus anchas por el órgano en el que se desarrollan e incluso invadir otros tejidos generando así metástasis.
En resumen
En posteriores artículos profundizaremos en algunos conceptos de los que hoy hemos introducido y hablaremos de los signos de identidad del cáncer. Pero hasta el momento, podemos resumir lo explicado en estos cuatro puntos:
Las células nacen, viven, se reproducen y mueren
Los seres vivos superiores están compuestos por células que se agrupan constituyendo tejidos y a su vez, estos tejidos forman los distintos órganos. Ahora bien, las células que componen los órganos al igual que sus "dueños" tienen una vida finita, no son inmortales. Según la función que tenga que desarrollar, cada célula tendrá una vida media con distinta duración. Así por ejemplo, las neuronas, que son las células que conforman nuestro sistema nervioso y por tanto están altamente especializadas pueden vivir por muchísimos años si nada las daña. Sin embargo, otras como las células que revisten las paredes de la superficie del intestino duran apenas 5 días.
Puesto que nuestras células están destinadas a morir, es necesario que sean sustituidas por otras que les releven en su función, de lo contrario nos consumiríamos al poco tiempo de nacer. Es por eso que la mayoría de las células de nuestro organismo realizan el ciclo celular. En cierto modo, nuestras células se comportan de manera muy similar a como lo hacemos nosotros. Nacen, crecen, se reproducen y mueren como parte de su ciclo celular. Podríamos comparar el ciclo celular con el ciclo vital de un ser humano. La ventaja que tienen ellas con respecto a nosotros, es que no necesitan un "compañero/a" para dar lugar a una célula hija, ellas mismas contienen toda la información para reproducirse por sí solas. Esta información se encuentra en el ADN de cada célula, el manual de instrucciones de todos los procesos celulares. De manera que al final del ciclo celular, en el proceso que se conoce como mitosis, una célula se divide para dar lugar a dos células hijas idénticas a ella.
El cáncer es una enfermedad derivada de la reproducción de las células
Ya sabemos que nuestro organismo está en constante renovación, a través de la división de sus células antes de que estas agoten su vida. Generalmente, este es un proceso altamente controlado y dirigido para que nada salga mal. Por desgracia, no somos perfectos y un mecanismo tan preciso como es nuestra biología también tiene sus fallos.
De vez en cuando, durante la división celular ocurren errores a la hora de transmitir esa información genética y las células hijas contienen mutaciones en su ADN. En la mayoría de ocasiones esos errores no suponen un gran cambio en las funciones de esa célula. Además, nuestro organismo es sabio, y está entrenado para detectar esas células erróneas y acabar con ellas. De hecho, así ocurre en la mayoría de ocasiones. Es más, nuestro organismo genera células mutantes casi a diario. Los propios mecanismos de control de la célula le obligan a cometer "suicidio" cuando detectan estas mutaciones. En segunda instancia la seguridad de nuestro cuerpo, el sistema inmune puede actuar, reconocer esas células y deshacerse de ellas para evitar males mayores.
Sin embargo, hay veces en que esos errores introducidos en la célula hija alteran su ciclo celular normal. Como consecuencia, la célula hija se rebela y adquiere funciones que le permiten sobrevivir más tiempo del que debería, se divide con mayor frecuencia de la que debería y además consigue despistar a los mecanismos de control encargados de acabar con ella. La concurrencia de todos estos eventos en una célula inicia lo que se conoce como la transformación tumoral, carcinogénesis u oncogénesis; y es el momento en el que comienza la formación de un nuevo tumor. Esa célula continuará dividiéndose de manera más rápida que el resto lo que conllevará al crecimiento del tumor. Además las células tumorales desarrollan otro tipo de características conocidas como los "hallmarks" o "signos de identidad" del cáncer que les permiten campar a sus anchas por el órgano en el que se desarrollan e incluso invadir otros tejidos generando así metástasis.
Pérdida del control del crecimiento normal de una célula
En resumen
En posteriores artículos profundizaremos en algunos conceptos de los que hoy hemos introducido y hablaremos de los signos de identidad del cáncer. Pero hasta el momento, podemos resumir lo explicado en estos cuatro puntos:
- Nuestras células están en continua renovación y división como parte de su ciclo celular.
- Durante la división celular, una célula hija recibe las instrucciones en el ADN para realizar su labor.
- Ocasionalmente, se introducen errores o mutaciones en esas instrucciones.
- Esos errores pueden llevar a alterar el ciclo celular generando células que crezcan sin control y que lleven a la formación de un tumor.
Es una masa de células que han perdido el control sobre su división y su ciclo celular y que por tanto crecen mucho más rápido de lo normal. Además poseen otras características que las hacen potencialmente peligrosas para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
¿Por que se forma?
Se forma por errores o mutaciones que aparecen en la información genética transmitida en el ADN durante la división celular y que les aportan características que les permiten crecer sin control.
¿Qué lo hace diferente al resto de enfermedades?
El cáncer es una enfermedad genética generada por pequeños fallos que se originan como parte de la biología normal de nuestras células. Es por tanto una enfermedad intrínseca a nuestro organismo a diferencia de otras enfermedades causadas por agentes externos a nuestro organismo.
Hasta aquí esta breve introducción del cáncer. Las críticas constructivas son bienvenidas así que comenta, pregunta y opina sin discreción. Nos vemos en el camino tras las huellas del cáncer.
FdM.
Comentarios
Publicar un comentario